Recién concluida la cumbre de la OTAN, el gobierno ha anunciado la aprobación de un crédito por valor de 1017 millones de euros que se hará efectivo este próximo martes. Según el gobierno, de este crédito, 367 millones irán destinados a gastos ordinarios, principalmente salarios de los efectivos; mientras que los 650 millones restantes se invertirán en la compra de armas y equipamiento. Según Moncloa, esta medida ten-dría como objetivo incluirse en los planes “para fortalecer la seguridad y la capacidad de disuasión europeas”.
Se cumplen por tanto las promesas que el Ejecutivo hizo en la pasada cumbre con sus socios de la alianza atlántica, donde se comprometía a aumentar el gasto militar del país hasta el 2%.
Esto supondría duplicar los 10.000 millones actuales destinados para Defensa, sin contar con los salarios no u otros gastos en defensa subsidiarios que no figuran en dicho presupuesto. En contraste con estas cifras, supondría que lo invertido en Defensa triplicaría lo actualmente invertido en Educación por el gobierno, o sería 8 veces más alta que el presupuesto de 2022 en Sanidad. Pese a ser la primera medida de gasto, ya el pasado martes, de manera unilateral con Biden; Sánchez anunciaba el des-pliegue de hasta 6 destructores estadounidenses en la base de Rota (Cádiz), además de la llegada de más de 600 marines del país americano.
Unidas Podemos ante esta acción ha manifestado su aparente descontento con la acción, pero no se prevee que tomen acciones al respecto. Si bien votará no a la aprobación del despliegue de destructores y es previsto que haga lo mismo con este crédito bélico, no se espera un bloqueo a las acciones del Gobierno. Tras la aprobación del envío de armas a Ucrania y de las acciones favorables a las políticas belicistas, como la disposición de Yolanda Díaz a “cumplir sus obligaciones institucionales”, en caso de ser llamada como Vicepresidenta a la cumbre, el socio menor de gobierno mantiene su postura “crítica” mientras trata de seguir fomentando el “diálogo” dentro de la coa-lición. El PSOE buscará la aprobación de este crédito con el apoyo del PP y de otros partidos del arco parlamentario.
Ante la subida desenfrenada de seguir aumentando el gasto militar, las cifras económicas muestran otra cara. La guerra en Ucrania además del rearme bélico en Europa, trae otra consecuencia: la inflación. Pese a las pasadas expectativas del Ministerio de Economía, que hablaba de una momentánea subida que posteriormente iría en des-censo tras la crisis del COVID, la realidad actual muestra un escenario radicalmente diferente. El precio del gas este mes superará los 160 euros/Mwh, es decir, el doble que las cifras del pasado mes de junio. Esta tendencia en los precios energéticos, que hace mella de la crisis en ciernes de abastecimiento de los combustibles, se suma a otros sectores en riesgo, entre los que se incluye el sector alimenticio.
En conjunto, la inflación se situará en este mes de julio en torno al 10’2%, cifra récord en casi 40 años. Ante esto, el gobierno cambia su postura y avisa de unos “próximos trimestres complejos”. “La guerra nos hace a todos más pobres y es muy importante garantizar un reparto justo de su coste”, han sido las palabras de la Vicepresidenta Primera y Ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.
Ante estas cifras, se preveen recortes en el gasto, que pueden afectar a diversos campos. Las jubilaciones, el gasto educativo, o la sanidad pueden sufrir la llegada de recortes para afrontar la crisis económica en ciernes, como ha ocurrido en pasadas situaciones de crisis. Mientras tanto, el gasto en armas continua incrementándose, para financiar los conflictos que han llevado a la situación de inflación y desabastecimiento energético y de productos básicos que se pronostica y sobre la que se comienzan a sufrir las primeras consecuencias.