La Organización Mundial del Turismo (OMT) recomendó vigilancia, responsabilidad y cooperación internacional a medida que los países continúen levantando las restricciones impuestas a los viajes a causa de la pandemia de COVID-19.
En su informe más reciente, la OMT incluye sus directrices globales para reabrir el turismo por medio de una desescalada cautelosa que permita al sector salir mejor y más fuerte de la crisis debida al coronavirus.
El estudio examina las medidas de 217 destinos del mundo hasta el 18 de mayo y muestra que siete de ellos han reducido las prohibiciones de viaje a los turistas internacionales, mientras que siete más debaten sobre la reapertura de sus fronteras.
La agencia observa que todos los destinos mantienen algún tipo de restricción relacionada con el COVID-19, además de que el 75% aún tiene cerradas las fronteras al turismo internacional. Las limitaciones comenzaron hace 14 semanas en algunos casos.
Beneficios sociales y económicos
Dada la importancia económica de la industria turística como motor de desarrollo, la OMT subrayó la necesidad de que la vigilancia, la responsabilidad y la cooperación internacional marquen las pautas para su reactivación.
“Si se reducen las restricciones de viaje de manera responsable y en el momento oportuno se ayudará a que los numerosos beneficios sociales y económicos que genera el turismo puedan ir recuperándose de manera sostenible. Todo ello contribuirá al sustento de millones de personas en el mundo”, afirmó el secretario general de la Organización, Zurab Pololikashvili.
El funcionario explicó que las directrices para la reapertura esbozan los pasos que los gobiernos y el sector privado deben dar para superar esta crisis sin precedentes y acelerar la recuperación segura, fluida y responsable en los próximos meses.
Según datos de la agencia de la ONU, dependiendo de cuándo se levanten las restricciones de viaje, las llegadas de turistas internacionales podrían reducirse entre un 60% y un 80%, lo que pone en peligro entre 100 y 120 millones de puestos de trabajo y podría derivar en una pérdida en exportaciones por valor de entre 910.000 millones y 1,200 billones de dólares.
Desarrollo de protocolos
Las directrices se centran en prioridades basadas en la mitigación del impacto económico, el desarrollo protocolos de seguridad y respuestas coordinadas, y el fomento de la innovación.
Esas guías subrayan la importancia de restablecer la confianza de los viajeros a través de protocolos diseñados para reducir los riesgos en cada eslabón de la cadena de valor del turismo.
Estos protocolos contemplan la aplicación de procedimientos de comprobación cuando resulte apropiado, entre ellos medir la temperatura, pruebas de detección, distanciamiento físico, limpieza más frecuente y suministro de kits de higiene para garantizar la seguridad de los viajes aéreos, los servicios de hostelería o los eventos.
Las directrices subrayan también la oportunidad de fomentar una transformación digital de los destinos, las empresas y los empleados con iniciativas como la formación gratuita en línea y la implementación de aplicaciones para mejorar la operación coordinada de aeropuertos y hoteles a nivel internacional. Se resalta asimismo el papel de la tecnología en la promoción del distanciamiento social en hoteles y destinos turísticos.
La OMT detalló que los destinos completamente cerrados al turismo superan todavía el 65% del total: África (74%), Américas (86%), Asia y el Pacífico (67%), Europa (74%) y Medio Oriente (69%).
En el caso de los pequeños Estados insulares en desarrollo, el 85% continúa con sus fronteras completamente cerradas a los turistas, pese a que la economía de muchos de ellos depende de esa actividad económica.