Lo del Xera Festival este fin de semana no ha sido únicamente un festival de músicas del mundo al aire libre. Es más, prácticamente ni ha sido eso. Se ha convertido en arma arrojadiza entre la clase política de nuestra ciudad, en blanco de críticas de todo tipo y en un nuevo ejemplo de lo peligroso que puede llegar a ser permitir cierto tipo de actividades en los tiempos de pandemia que corren.
Y es que, la pasada noche de sábado, las imágenes de gran número de personas en la Plaza Asunción durante el Xera Festival sin respetar las medidas de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias se han visto en todo el país.
Tanto desde el ayuntamiento como desde Ganemos Jerez, coorganizador del evento, se han apresurado a lanzar justificaciones ante una realidad que difícilmente es justificable.
El propio Paco Camas, delegado de dinamización cultural, ha salido al paso este domingo argumentando que “lo que se ve en el vídeo es un momento que se da entre actuaciones y que, una vez detectado, fue inmediatamente corregido”. Resulta complicado imaginar cómo, si acaba una actuación con aforo limitado, distancias de seguridad, mascarillas y demás de repente el número de personas se multiplica por 3 o por 4 hasta que comience una nueva actuación máxima si, se supone, había habilitado un único camino de entrada y salida al recinto en el que tenían lugar los conciertos.
Sea como sea, con razón o sin ella, lo innegable es que en los tiempos que corren en una ciudad donde el COVID-19 se está haciendo de notar y donde se han suspendido actividades que deberían tener lugar dentro de tres meses, igual no era el momento más apropiado para realizar un festival de estas características.