Se marcha de vacaciones el Gobierno “progresista” dejando sobre la mesa la factura de la luz más cara de los últimos años y con el precio de la electricidad marcando un dato histórico.
El precio del megavatio/hora tendrá una media de 106,57€ este miércoles, cifra nunca vista y que rompe el anterior máximo del 2002, según los datos del Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad (OMIE). Una auténtica brutalidad a las puertas de una nueva ola de calor.
De hecho, esta demanda, sumado a los costes de los derechos de emisión de CO2 (que pagan las centrales de generación que emiten) y del gas (utilizado en la producción de electricidad en los ciclos combinados), son los motivos que están disparados y que afectan en la fijación de precios.
Estos son los factores de mercado, especialmente el encarecimiento del precio de emisiones de CO2 por tonelada, que aumentan los costes de producción y que las grandes proveedoras de energia están derivando hacia el consumidor final, y que se han multiplicado durante los últimos años. En concreto, el relativo a las emisiones de CO2, ha pasado de 5,97 euros en 2016 a los actuales 56,65 euros del 14 de mayo de este año, un incremento de más de un 848% en apenas cinco años.
Uno incrementos que dejan a los consumidores con unas facturas inasumibles en el mar de ERTEs y trabajos precarios que es el mercado laboral español. De hecho, la factura de la luz marcó un nuevo máximo el pasado mes de junio, con 62,94 euros, un 3,6% más que el mes anterior, cuando el recibo ya fue el más caro del año, y ya es un 37,7% superior al de junio de 2020 y un 21,8% más alto que el del mismo mes de 2019.
Ante esta situación el Gobierno tomó la primera medida, de cara a la galería, de establecer un nuevo sistema tarifario por “tramos”, trasladando sobre el usuario final la responsabilidad o “posibilidad” de controlar los costes de electricidad, como si esto fuera una posibilidad real para miles y miles de familias teletrabajando o por mera conciliación familiar y disponibilidad horario para el uso de los electrodomésticos de mayor consumo en las franjas “más baratas”.
De hecho junio, donde se ha puesto en práctica este nuevo sistema tarifario, ya ha demostrado insuficiente la medida del Gobierno para atajar la subida de la electricidad.
La otro medida que se venía anticipando y que se votó finalmente hoy ha sido la reducción del 21% al 10% del IVA en la factura de luz. Una medida qué, extrapolada a la factura, apenas supone una rebaja del 5% en la factura, y es que el tramo del IVA, por peso en factura, es el tercero.
Además de su impacto limitado, es una medida que realizándose a través del IVA se aplica a todo le mundo, sin tener en cuanto la situación económica o laboral del consumidor.
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, ya ha comentado al finalizar la sesión parlamentaria que no se esperan “más acciones” contra el aumento del precio de la luz, más allá de esta reducción del IVA o medidas estructurales como la inversión en renovables.
Pero lo cierto es que no hay medida eficaz que no sea tocar los beneficios de las grandes energéticas que siguen lucrándose año tras año. Y es que en el Estado español la energía ha sido bastante más cara históricamente que en el resto de Europa, lo que es consecuencia del fuerte lobby monopolístico que han ejercido las grandes compañías eléctricas y que para nada han puesto freno desde el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos.
La única solución real al problema de la subida de la factura de la luz para millones que ven cada día más dificultades para hacer frente al pago de los suministros de energía básicos pasa por la nacionalización de todas las compañías eléctricas y de toda la producción energética, sin indemnización y bajo control de los trabajadores y usuarios, para garantizar que ninguna familia se quede sin un recurso esencial.
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