Este martes el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, ha confirmado la vacunación exprés de los jugadores de la selección española masculina de fútbol, que comienza la próxima semana a competir en la Eurocopa. La medida ha sido aceptada a su vez por el ministerio de Sanidad, que baraja la posibilidad de aplicar una sola dosis de la vacuna Janssen.
Así, son 52 miembros de la Selección que se van a sumar a los grupos de vacunados VIP, como han sido los más de 1.000 deportistas olímpicos, y por no hablar de los escandalosos casos que hemos visto de militares, eclesiásticos, cargos políticos o miembros de la Casa Real.
Por su parte, Uribes trataba de justificar lo que éticamente es injustificable diciendo que estos futbolistas “nos representan”: “no vacunamos a un colectivo concreto, vacunamos a los jugadores de la selección porque nos representan. A mi juicio, representar a España lo merece”.
Lo realmente representativo aquí es que el Gobierno permita a estos futbolistas saltarse el orden de vacunación y que reciban esta clase de privilegios, cuando hay pacientes crónicos o con factores de riesgo que siguen a la espera, lo mismo que muchas trabajadoras y trabajadores de la educación o la alimentación que desempeñan trabajos esenciales y de gran exposición.
Esta medida del Gobierno sólo refleja su orden de prioridades, lanzando el mensaje de que es más importante partidos de la Selección que respetar las necesidades sanitarias y el orden de vacunación que exige la pandemia.
Este Gobierno “progresista”, por otra parte, en ningún momento ha querido poner todos los recursos posibles para las necesidades sanitarias. Porque eso podía cuestionar los grandes negocios que siguen moviendo miles de millones de euros, empezando por los intereses de las farmacéuticas y de la sanidad privada que se lucran a costa de la salud de las personas.
No sorprende tampoco que el Gobierno le de prioridad a la Selección de fútbol, esperando quizá que unos buenos resultados en la Eurocopa puedan generar cierto “entusiasmo patriótico” que, junto al verano, camufle los ajustes y medidas que le exige Bruselas a cambio de los Fondos Europeos, como el último tarifazo de la luz.