Anda Enrique Villarreal, más conocido como “El Drogas”, estos días por Donostia promocionando en el marco del Zinemaldia el documental de Natxo Lenza, que trata sobre su vida.
Como es lógico, ha sido requerido por diversos medios de comunicación para hacerle algunas entrevistas; entre ellos la Cadena SER. El Drogas expresó a ésta: “La calle tendría que estar ardiendo viendo el panorama en España”.
Esa opinión está muy bien y, además, la comparto. Pero, a mi al menos, me provoca esta pregunta: ¿Y con qué cerilla le prendemos fuego?
Sabido es que El Drogas apoya iniciativas en las que, de alguna manera, está involucrada la llamada Izquierda Abertzale Oficial (IAO). Se sabe, también, que ésta hoy en día pisa más moqueta que acera y asfalto o, dicho de otra manera, más instituciones (obviamente burguesas) que calles. Vamos que, mojadas sus cerillas con la lluvia de la rendición, éstas no sirven ya ni para encender un triste cigarro.
La IAO ha llegado incluso a condenar o rechazar manifestaciones en las que, más por la represiva actuación policial que por decisión propia de los manifestantes, han ardido contenedores y ha habido contundentes cargas de agentes del “orden”.
Ya que El Drogas es de Iruñea, expondré un ejemplo acontecido en esta ciudad. En marzo de 2017 hubo una manifestación contra la represión. Esta acabó con cuatro personas detenidas en medio de importantes disturbios provocados por la desproporcionada actuación de la policía.
Exactamente igual que las formaciones políticas reaccionarias de siempre, EH Bildu rechazó “contundentemente” lo que para ellos y ellas suponían un acto de los que “buscan entorpecer el camino elegido por la mayoría de la sociedad para avanzar hacia un escenario de paz, de convivencia y normalización política”.
Joseba Asiron, entonces alcalde de EH Bildu en Iruñea, criticó con dureza a los convocantes de la manifestación y mostró su “solidaridad con vecinos y hosteleros” que se vieron afectados por las cargas policiales y la respuesta a su represión por parte de los manifestantes. Para con los detenidos su gesto solidario estuvo ausente.
Todas las formaciones políticas institucionales justificaron las cargas argumentando que los convocantes no habían pedido el correspondiente y, al parecer, necesario permiso para llevar a cabo su movilización. ¿Pedir permiso para manifestarse contra la represión a quien te reprime no es un contrasentido? ¿Se puede de ésta manera tan sumisa hacer una revolución?
La IAO ya sólo convoca manifestaciones que se asemejan más a actos de programas de fiestas que a actividades de reivindicación y de lucha.
Efectivamente, como dijo El Drogas, “la calle tendría que estar ardiendo viendo el panorama en España”. Ahora bien, artista, ¿y con qué cerilla le prendemos fuego?