Lo que comemos tiene un impacto indiscutible sobre nuestra salud y la del Planeta. La pandemia de la Covid-19 ha evidenciado que es más importante que nunca adoptar dietas más saludables y sostenibles. Estudios científicos demuestran que los principales impulsores de la aparición y transmisión de enfermedades infecciosas emergentes, como la Covid-19, se deben a la conversión insostenible de tierras para la agricultura, la ganadería intensiva y el comercio ilegal de vida silvestre, a menudo para el consumo humano.
Pero además, el sistema alimentario actual es inequitativo. Mientras, casi 700 millones de personas pasan hambre, casi 2.000 millones sufren sobrepeso u obesidad. Se estima que si la población mundial llevase una dieta sana podría ahorrarse el 97% de los costes derivados de enfermedades no transmisibles vinculadas a la alimentación.
La última Cumbre de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad alertó de que el sistema alimentario predominante, basado en una explotación insostenible de los recursos naturales, está exacerbando la crisis climática y la destrucción de la naturaleza. Una presión que se estima será aún mayor en los próximos años y que podría generar impactos irreversibles, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria. El sistema alimentario es responsable del 26% de las emisiones de gases y del 75% de la deforestación a nivel mundial.
Pero, además, este sistema predominante deja fuera de juego precisamente a la agricultura y ganadería de mayor valor ambiental y social, la que nos abastece de alimentos sanos y de calidad, a la vez que cuida de la naturaleza.
Necesitamos transformar nuestro sistema alimentario para revertir la curva de los impactos negativos sobre la naturaleza, de modo que lo que comamos no destruya al planeta. La restauración de la naturaleza dependerá de una combinación de cambios en la dieta, la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos y la adopción de prácticas agrícolas y ganaderas que beneficien a la naturaleza.
Menús por el Planeta
Una investigación de WWF en 147 países muestra los beneficios para la salud y el planeta de una alimentación sostenible y demuestra que una transformación de la dieta hacia una más saludable y sostenible puede:
- Evitar al menos un 20% las muertes prematuras
- Reducir las emisiones de gases invernadero vinculados al sector alimentario en un 30%
- Reducir la pérdida de vida silvestre en un 46%
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Reducir el uso de la superficie agrícola en un 40%
No existe un modelo único de dieta sana y sostenible. Por ejemplo, en algunos países es necesario que haya una reducción significativa en el consumo de alimentos de origen animal, mientras que en otros puede ser necesario un aumento para acabar con la desnutrición. La salud y el medio ambiente deben considerarse de manera conjunta. Las dietas serán diferentes en todo el mundo y se basarán en distintas culturas, tradiciones, disponibilidad y asequibilidad.
Apostar por una dieta sana para las personas y el planeta significa incrementar el consumo de verduras, legumbres y frutas, comer menos carne pero de mejor calidad procedente de ganadería extensiva y disminuir el consumo de alimentos procesados. En WWF, teniendo en cuenta la realidad alimentaria de España, hemos diseñado un menú con una serie de claves para que tengas una alimentación más saludable para ti el planeta. Accede al Menú Livewell.
Cuidar la naturaleza es también proteger la salud humana
Consideramos necesario cambiar nuestro sistema alimentario por uno que proteja y conserve la naturaleza al mismo tiempo que provee de suficiente alimento nutritivo y saludable para todas las personas y para las generaciones futuras. Nos ayudará a:
- Revertir la pérdida de naturaleza.
- Detener la deforestación.
- Reducir emisiones de gases efecto invernadero.
- Disminuir el uso, la contaminación del agua y la escasez hídrica.
- Proporcionar a todas las personas alimentos saludables y nutritivos.
Ante la celebración en 2021 de la Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU con el objetivo de impulsar nuevas acciones y avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, pedimos el rediseño de las Guías Alimentarias Nacionales para equiparar la alimentación saludable con la alimentación sostenible, y la aplicación de ambiciosos planes alimentarios a nivel nacional.
Solo tenemos nueve años para transformar nuestro sistema alimentario y cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 o enfrentar daños potencialmente irreversibles para la naturaleza y las personas. En España podemos sacar ventaja, pues contamos con la dieta mediterránea y la atlántica, pero para ello hay que reorientar urgentemente políticas públicas como la de agricultura. Por eso, trabajamos para un cambio en las políticas agrarias, que impulse esta transformación agroecológica hacia Sistemas Alimentarios Sostenibles y Resilientes.