En una noche estrellada y calurosa que parecía traer consigo los ecos de la psicodelia y el progresivo de décadas pasadas, la Plaza de la Asunción de Jerez se convirtió este jueves en un santuario para los amantes del rock clásico. Being Floyd Tribute Band, maestros conocedores y perfectos ejecutores de versiones de Pink Floyd, se apoderó del escenario con una actuación magistral que transportó al público a un universo paralelo de música y emociones.
La plaza, engalanada con luces tenues y una mística atmósfera, fue el escenario perfecto para revivir los éxitos atemporales de Pink Floyd. Desde los primeros acordes, el público se sumergió en la vastedad del sonido característico de la legendaria banda británica. José Ángel Márquez y Alberto Márquez, responsables de las voces, teclados y guitarra, tejieron una telaraña musical que atrapó a la multitud desde el primer acorde.
El concierto fue un recorrido por los momentos más emblemáticos de la discografía de Pink Floyd. “Shine On You Crazy Diamond” o “Wish you were here” brillaron como auténticas joyas sonoras desencadenando una oleada de emociones entre los presentes. Los solos de guitarra alcanzaban notas cósmicas mientras el público era llevado en un viaje único a través de los icónicos pasajes de cada uno de los temas que conformaron la setlist de Being Floyd.
El dominio escénico de Alberto Márquez en los teclados y sintetizadores fue evidente en cada nota, recreando fielmente los matices y texturas que definen el sonido de Pink Floyd. Nacho Salmerón y su bajo, junto con Ismael Colón en la batería, formaron la columna vertebral rítmica del espectáculo, manteniendo una precisión impecable que permitía que la música fluyera sin problemas.
Uno de los momentos culminantes de la noche llegó con la interpretación de “The Wall”, una de las piezas más emblemáticas de Pink Floyd. El público se unió en coro, cantando las icónicas líneas que han trascendido generaciones. La gigantesca metáfora visual y musical de la canción resonó profundamente en todos los corazones presentes, creando un vínculo palpable entre la audiencia y los músicos en el escenario.
El concierto de Being Floyd no solo fue una celebración de la música de Pink Floyd, sino también una experiencia que trascendió el tiempo y conectó a personas de diferentes edades y estilos. La pasión y dedicación de los músicos se manifestaron en cada detalle, desde la meticulosa interpretación hasta la puesta en escena cuidadosamente diseñada.
Al final de la noche quedaba claro que Being Floyd no solo había capturado la esencia de Pink Floyd, sino que también había dejado una marca palpable en la memoria de todos los presentes. La Plaza de la Asunción de Jerez se convirtió en un rincón donde la magia de Pink Floyd revivió una vez más, gracias a la pasión y el talento de estos excepcionales músicos jerezanos.