Si hablamos de ciencia ficción y más precisamente de robótica, es imposible no pensar en el que quizás sea el padre de toda la cuestión: el ruso Isaac Asimov, quien falleció un 6 de abril de 1992, hace exactamente 30 años, a los 72 años de edad. Con una licenciatura en bioquímica y un postgrado en física, fue profesor en la Universidad de Boston aunque a muy temprana edad comenzó a escribir y publicar relatos de ciencia ficción, un hobby que luego se convertiría en su principal sostén económico y de vida.
Su obra más famosa es la denominada Serie de la Fundación o Ciclo de Trántor, que fue durante 30 años una trilogía y a la que con el transcurso de los años le agregó dos precuelas y dos secuelas. Al margen de ellas, dentro de su extensa obra publicada también fue conocido como un importante divulgador científico e histórico con varios ensayos escritos y otros relatos. Los robots son el elemento central de su desarrollo literario y las tres leyes de la robótica, que representan el “código moral” del robot, es uno de sus aportes más destacados.
Asimov en el cine
Desde la primera adaptación cinematográfica de su obra en 1966 con el cortometraje El robot embustero hasta Fundación, la serie de Apple TV de 2021, se realizaron muchos intentos de traspasar el mundo galáctico de Asimov del texto a la actuación. La gran mayoría de los casos fueron intentos fallidos que dejaron sabor a poco o que directamente no supieron cómo realizar una adaptación que tuviese que ver con la historia original. Dentro de toda esa producción, a continuación las dos versiones más mainstream para entender un poco su universo.
El hombre bicentenario (Bicentennial Man, 1999)
Dirigida por Chris Columbus (Gremlins, Mi pobre angelito, Harry Potter y la piedra filosofal, entre otras), la película fue protagonizada por Robin Williams y Sam Neill. Está basada en el cuento homónimo de Asimov, publicado en una antología de 1976 y luego como parte de una recopilación de relatos. Al año siguiente se editó en castellano bajo el nombre El robot que quiso ser humano. Si de casualidad tu infancia transcurrió durante los 90s, es muy probable que tengas el recuerdo de haber visto al protagonista vestido como un robot dorado en las películas emitidas por cable o televisión abierta. Lo que quizás no sabías es que estabas viendo en pantalla una de las historias de este prolífico escritor a quién le solicitaron este relato como encargo: con motivo de los 200 años de la independencia de Estados Unidos, el gobierno le pidió a varios autores que escribieran una historia bajo la temática El hombre bicentenario y esta fue la idea que se le ocurrió a Asimov.
Es la historia de un robot comprado para realizar tareas domésticas pero que con el paso del tiempo se va adaptando tanto al contexto de los humanos al punto de querer ser reconocido como uno de ellos, motivo que lo lleva a pelear por su humanidad legítima. La esclavitud, los derechos, el amor, el sexo, las leyes de la robótica y la muerte son algunos de los ejes que desarrolla la película, que fue bastante vapuleada por la crítica por su tono romántico y sensible, por fuera de las contradicciones y las dudas centrales en torno a la vida y la existencia que pudieron haberse desarrollado mejor en la trama.
Yo, robot (I, robot, 1999)
Casi 20 años antes del golpe que le propinó a Chris Rock en la ceremonia de los Oscars, Will Smith también fue el protagonista de esta película dirigida por Alex Proyas que contó con un enorme presupuesto de 120 millones de dólares. Aunque se atribuye la historia a los relatos de Asimov, en realidad está basada en un guión de Harlan Ellison, titulado Hardwired y se parece más al libro Caliban de Isaac Asimov, escrito por Roger MacBride Allen. De todas maneras, elementos claves del escritor como las leyes de la robótica y otras particularidades son parte de su mundo literario y se encuentran presentes en la película.
Pero, la trama se va por otros lados. El relato ocurre en 2035 en un mundo con un gran uso de la tecnología y con robots programados para realizar actividades humanas con la habilidad que vos y yo podemos tener o superior, pero nada del otro mundo. Hasta acá, total normalidad. Hasta que uno de ellos se ve envuelto en la muerte de un científico y es el personaje de Will Smith el encargado de atraparlo. Por esta razón es que la película se ganó el descontento de los adeptos de Asimov, ya que la idea de que los robots se vuelvan en contra de sus creadores es algo que el autor mencionó rara vez en sus relatos y que además se contrapone a una de las leyes de la robótica. Las reacciones de la prensa fueron mixtas, algunos elogios pero también duras respuestas al tratarla como “un fracaso de la imaginación”, como fue el caso del semanario Variety.
Saquen sus conclusiones, la recomendación de verlas si aún no lo hicieron y también, por qué no, ir a la fuente de los relatos y simplemente volar con la distopía robótica del futuro de la mano de Isaac Asimov.