Varias han sido las noticias y promesas que, desde el ayuntamiento, se han ido diluyendo con el tiempo desde que comenzaran las obras que han dejado en dique seco a multitud de comercios en el centro de la ciudad.
El eterno enfrentamiento entre corporaciones local y autonómica han ido marcando la desesperación de quienes han visto cómo, día tras día, el mantener abierto su establecimiento se hace más cuesta arriba e insostenible.
Y es que a la imagen nos remitimos: La calle Corredera está para correr. Pero para correr fuera del centro y, si se encarta, fuera de Jerez. Si mala idea fue la de comenzar una obra de estas características justo después de finalizar el estado de alarma que comenzó el pasado mes de marzo, peor aún ha sido el mantener un pulso político que sólo sirve para condenar al cierre al ya maltrecho comercio tradicional de nuestra ciudad.
Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar
Marcas de reconocido prestigio abandonan el centro. Estudios de mercado y equipos de personal dedicados a valorar la viabilidad de mantener abiertos establecimientos en el centro de Jerez así lo habrán indicado. Y si estos se van el pequeño comerciante, como se ponga remedio, lo va a pasar francamente mal.
Y aquí es donde verdaderamente debe hacer acto de presencia y actuar el consistorio que Jerez ha votado y no en peleas de patio de colegio “yo llevo razón y no tú”
Mientras sí mientras no, cada vez que un coche despistado pasa por Corredera, levanta una nube de polvo que bien podría ser en lo que se han convertido las promesas de unos y de otros. Promesas que, cómo no, siempre defienden el bien común… aro, aro…