ESTE 25 DE NOVIEMBRE nos unimos al grito global lanzado por las mujeres en muchas partes del mundo frente a las reacciones patriarcales por el logro de nuestros derechos, y frente a una derecha y derecha extrema que nos ha situado a mujeres como objetivo de su ofensiva, ultraliberal, racista y patriarcal.
Son muchos los motivos por lo que hoy estamos aquí, para que se consideren las violencias machistas, como una cuestión que atañe a toda la sociedad, y se tengan en cuenta sus distintas causas y dimensiones. Poniendo fin a aquellas que sufrimos cotidianamente en todos los ámbitos y espacios vitales (hogar, trabajo, espacios públicos, pareja, familia, entorno laboral, sociedad e instituciones del estado.
Hoy venimos a denunciar las violencias que se ejercen desde las administraciones públicas: la violencia institucional. la justicia, la sanidad, las políticas de empleo, educación y cultura … porque también son las administraciones públicas las que ejercen, perpetúan y fomentan las violencias machistas:
JUSTICIA
-La justicia sigue entregando y exponiendo a la infancia a unos padres maltratadores y retirar custodias a madres que denuncian abusos y agresiones a sus hijos e hijas por parte de sus padres. Esta “injusticia” llega incluso a castigar con penas de prisión a las madres que intentan proteger de estas violencias, como el caso de Juana Rivas, cuando sus hijos siguen en peligro. Las instituciones siguen juzgando a las mujeres porque nos perciben como mentirosas, exageradas, retorcidas, quejicas, lloronas, sospechosas, provocadoras…
En los JUZGADOS no debería ser cuestión de suerte que traten a una víctima como tal. Es habitual que durante el proceso previo al juicio se realicen preguntas que ponen en duda los testimonios y experiencias de las víctimas, llegando incluso a no facilitar que se interponga la correspondiente denuncia.
Cuando hablamos de que la Justicia es patriarcal es porque en muchas ocasiones durante el proceso, el juicio y las sentencias se ejecuta un juicio paralelo hacia las mujeres por no cumplir el estereotipo de buena mujer. Existe la presunción de inocencia, pero para las mujeres lo que existe es la presunción de culpabilidad.
Para conseguir una justicia feminista se debería juzgar el delito y no a la persona. Ni el género ni el sexo, ni la clase social, ni el perfil racial deberían condicionar el proceso judicial y que pueda influir en la sentencia. La justicia debería ser menos punitivista -castigadora- y más reparadora, más educadora.
Porque la justicia también debiera ser responsable; puede que existan multitud de oportunidades para la formación, pero debería promoverse que los y las profesionales la realizaran y se sensibilizaran ante la desigualdad de género e interioricen como opera la violencia machista; así podrán dejar de juzgar y preguntar a las mujeres por qué aguantaron tanto, por qué no denunciaron antes y entender que, cómo mujeres el miedo ante una situación en la que tu vida corre peligro te paralice.
Porque queremos que la justicia sea el amparo y no otra herramienta más que perpetúe las violencias machistas hacia las mujeres.
ACOSO-ABUSO SEXUAL EN LAS INSTITUCIONES.
-8 de cada 10 víctimas de acoso sexual son mujeres. Si estas mujeres tienen diversidad funcional el porcentaje es mucho mayor.
En las UNIVERSIDADES se sigue acosando a las estudiantes y no solo por compañeros, sino por un profesorado que asume que puede e incluso usa su poder para aprobar o suspender dependiendo de cómo le responda la alumna al acoso a ese abuso de poder. Del mismo modo, otra de las formas de violencia en estas instituciones que crean conocimiento seguir ocultando a las mujeres en las distintas disciplinas escondiendo referentes o incluso apropiándose de sus trabajos.
Queremos una cultura y una educación que nos incluya a todas las personas, en la que la diversidad sea una realidad y no se privilegie a unos frente a otras u También queremos que la esa diversidad, que no es más que el reflejo de la sociedad, sea tenida en cuenta por la ciencia y la investigación.
LA SANIDAD.
-En los HOSPITALES practica la violencia obstétrica: no se respetan los deseos de las mujeres, ni sus tiempos, ni a la hora de parir, ni a la hora de pasar consulta en ginecología. No se investigan sobre los cuerpos de las mujeres a la hora de sacar medicamentos, vacunas, etc. A pesar de ser un derecho reconocido, todavía no se realizan abortos en los hospitales públicos e incluso es una intervención, que según en que la universidad en que se estudie, ni siquiera se enseña. La excusa es la objeción de conciencia. Conciencia que se pierde al realizarlo en la privada, es decir, cuando desde lo público se paga por una intervención que debería gestionarse y realizarse desde lo público o es la propia mujer la que tiene que pagarlo.
Reivindicamos nuestro derecho a la salud en todas las situaciones que para nosotras son específicas, con profesionales formados en feminismo, que nos traten como sujetos y no como cuerpos que no son hombres y que sea real el principio de sanidad universal para todas las personas
DEMOCRACIA Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA
-En LA ADMINISTRACIÓN LOCAL existe se ejerce violencia cuando las decisiones de la administración local construyen una ciudad de espaldas a las necesidades de las mujeres: transportes públicos ineficientes, insuficientes y caros sin espacios cercanos para atender a mayores o a niños, sin alumbrado suficiente en muchísimos lugares, sin aceras espaciosas, seguras y adaptadas para los carritos de bebés o de la compra, sillas de ruedas o andadores que hacen aún más difícil y peligrosa la vida de las mujeres cuidadoras casi siempre.
Cuando se silencia, desactiva y persigue o limita la participación democrática. Porque lo que persiguen es una imagen exterior que nada tien eque ver con su verdadero objetivo: mantener a las mujeres en silencio, agradecidas eternamente, conformistas, acríticas, individualistas, que no molesten, para conseguir que todo siga iugal; para que no podamos ser protagonistas de nuestro futuro, propositivas y críticas con la administración.
Esa violencia institucional existe cuando no se destinan recursos económicos y profesionales suficientes para atender las demandas específicas de las mujeres. Nos venden que no hay suficientes psicólog@s, trabajodor@s sociales, agentes de cambio en la calle, en los barrios, en los centros educativos,.y lo poquito que existe tienen que repartirlo en las numerosas necesidades que tenemos.
Por eso, queremos un Ayuntamiento que en sus decisiones ponga la vida y los cuidados en el centro, favoreciendo un modelo de ciudad que nos incluya a todas las personas y que garantice los unos servicios públicos universales y de calidad. Queremos una ciudad, un pueblo y un barrio construido entre todas las personas, donde la participación real y democrática, continua y activa sea real, que mire al futuro y que ponga a disposición de la ciudadanía las herramientas necesarias en igualdad de condiciones y que sea respetuosa con el medio natural.
EL DERECHO A SER.
-Pero aún están más afuera quiénes no se identifican con las normas de género que el sistema les ha impuesto, como las personas trans, no binarias, queer y el resto de disidencias que sufren la presión de tener que encajar en un género en función del sexo biológico que le asignaron al nacer y que no les representa. Esto provoca una fuerte presión personal, una patologización social y sistémica y la vulneración de los derechos básicos. Son personas que padecen discriminaciones, violencias y desigualdades como son el escarnio social, la violencia médica, la discriminación laboral e institucional, entre otras.
Las instituciones públicas tampoco velan porque la orientación e identidad de género y la identidad sexual que no forman parte de lo normativo ya que el sistema cisheteropatriarcal basa sus cimientos en la consolidación del matrimonio heterosexual y la familia nuclear tradicional monógama, porque permiten que se criminalice, fomente el odio e incluso agresiones hacia cualquier otra forma de orientación, afectos y deseos.
DESEMPLEO
-El desempleo y el empleo precario tiene rostro de mujer porque son las mujeres las que más padecen la temporalidad, los bajos salarios y las que se ven empujadas a hacerlo en la economía sumergida.
Las mujeres acceden al mercado laboral sin unas leyes que garanticen la conciliación de la vida profesional, familiar y personal y en una situación de inferioridad, al tener que asumir las tareas del hogar de cuidados, esta estructura normalizada e invisibilizada solo puede sostenerse mediante la explotación y la violencia.
la discriminación, explotación laboral y la diferencia de salario al mismo trabajo nos afecta al conjunto de mujeres, pero en mayor medida a las mujeres sin acceso a estudios, que provienen de contextos empobrecidos, a las mujeres migrantes y racializadas, a las mujeres mayores, a las mujeres trans y a las mujeres con diversidad funcional.
El Régimen General de la Seguridad Social no reconoce los mismos derechos a las trabajadoras de hogar que al resto de l@s trabajadores. Y si hablamos de que la gran mayoría de mujeres que limpian ese suelo pegajoso o para que otras puedan romper el techo de cristal son extranjeras, la ley de extranjería promueve y fomenta que sea una mano de obra explotable, barata, sustituible y exportable. Al igual que hace con las mismas mujeres extrajeras que trabajan en nuestros campos para que las grandes superficies puedan ofrecer fruta fresca y nosotras comprarlas en un plis en los grandes supermercados.
Cuando se favorece y perpetúa un modelo de ciudad sin futuro, que depreda y extingue los recursos naturales, que no tiene en cuenta la sostenibilidad de la vida e incentiva el turismo intensivo como única forma de creación de empleo para las mujeres adultas, jóvenes y las niñas que no sean las profesiones feminizadas y tan mal consideradas social y económicamente como la limpieza, el cuidado de ancianos o ser camarera de piso. Se está perpetuando una estructura deja a las personas sin viviendas, que perpetúa los roles de género, denosta los cuidados y promueve la extinción de los recursos naturales tan necesarios para el sostenimiento de la vida.
Es por lo que apoyamos las exigencias de las compañeras para la Inclusión de las trabajadoras de hogar en el Régimen General de la Seguridad Social, pensiones dignas para todas las mujeres, derechos laborales para las trabajadoras sexuales y una Renta Básica Universal que permita que todas las vidas puedan disfrutar de la dignidad que merecen.
DERECHO A LA PROTECCIÓN.
La violencia institucional también está en la Ley Mordaza que criminaliza, excluye y relega a la clandestinidad a aquellas mujeres que ejercen la prostitución y las obliga a trabajar en espacios inseguros y en negocios privados donde ni los controles de trabajo ni policiales tienen acceso para velar por su protección.
La mayoría de las políticas públicas, que dicen proteger o promover la igualdad entre colectivos vulnerabilizados, en realidad lo que persiguen, es seguir estigmatizando y seguir fomentando esa desigualdad; no son pocas las ocasiones en que las mujeres migrantes, posibles víctimas de trata, han terminado con una orden de expulsión, o las mujeres gitanas, han sido víctimas discriminadas, por quienes, se suponen que tienen la obligación de garantizar y actuar contra esas desigualdades.
Quedan fuera, las que sufren todas las formas de trata, y que afecta sobre todos a mujeres, pero de manera especial a mujeres racializadas y a menores, especialmente migrantes y trans, porque el sistema patriarcal, racista y capitalista sigue favoreciendo un contexto de vulnerabilidad social y económica atravesado por la opresión de género, raza, edad, y por la orientación sexual e identidad de género.
COMO DIJO LA ACTIVISTA AFROAMERICANA AUDRE LORDE, feminista y defensora de los derechos humanos: No seré una mujer libre mientras siga habiendo mujeres sometidas, aunque sus cadenas sean diferentes de las mías. En este manifiesto queremos reflejar la necesidad de combatir todas aquellas discriminaciones que nos afectan más allá de la de género como mujeres, ya que, si solo unas pocas disfrutamos plenamente de derechos, no son derechos, sino privilegios.
Es por lo que este 25 de noviembre de 2021, día contra las violencias machistas queremos poner el foco en las violencias institucionales que pretenden dividirnos, quitarnos derechos y responsabilizando a otros, según la raza, la identidad sexual y la nacionalidad. Los estados también ejercen violencias y, sobre todo, violencias machistas.
¡ACABEMOS CON LAS VIOLENCIAS INSTITUCIONALES!!!
¡TODAS UNIDAS SOMOS MAS FUERTES!!!
SI TOCAN A UNA, RESPONDEMOS TODAS.
Hablamos de discriminación patriarcal
Hablamos de política local patriarcal
Hablamos de política de empleo patriarcal
Hablamos de sanidad patriarcal
Hablamos de justicia patriarcal