Hemos asistido a la puesta en escena de una moción de censura contra el legítimo gobierno formado por PSOE y Unidas Podemos. Una moción de censura que no ha tenido el apoyo de nadie, salvo de sus proponentes, lo que legitima todavía más al actual gobierno.
Una moción de censura cuyo único objetivo era definir a cada una de las derechas, objetivo este ni siquiera conseguido, unos por no saber dónde ponerse (C,s) y otros por cargar duramente contra los proponentes (PP), dejando solos para la arremetida a los bravucones de Vox. En esta cuestión ha fallado hasta la eterna lucha en el interno de las derechas para apropiarse de la hegemonía.
Y es que Vox se ha pasado de frenada en su puesta en escena en su intento de política espectáculo llevada al Congreso de los Diputados, donde hasta los aplausos estaban predeterminados, para nada les importó hablar de ilegalizar una parte del Parlamento, de defender la dictadura haciendo alusión a los 80 años de gobiernos en España, haciendo a todas luces un discurso xenófobo, machista y ultra nacionalista. Pero esta cuestión no es nimia, a estas gentes no hay que ignorarlas, ni a los bravos, ni a los que se han puesto de perfil en el intento de salvar los muebles, esta puesta en escena sólo tiene un único sentido: seguir peleando por el primer puesto de la hegemonía en la derecha política española, sin importarles a ninguno el precio que los españoles y la democracia pagan por sus guerras.
El tiempo de ignorar a las derechas y en especial a la extrema derecha se ha acabado, el tiempo del “buenismo” para dar apariencias de “concordia” y “democracia” deben acabar, por que como dijo José Díaz Ramos : “Los que utilizan la bandera del patriotismo, los que prostituyen a nuestro país, los que condenan al hambre al pueblo, los que someten al yugo de la opresión al noventa por ciento de la población, los que dominan por el terror ni son españoles, ni son defensores de los intereses de este país”.
Paco Saorín