Resulta evidente que con esta maniobra el emérito reconoce abiertamente que cometió un delito. Otra cosa es que la ley le permita, como a otros poderosos defraudadores, eludir la responsabilidad penal por ello.
Parece claro que con su iniciativa la monarquía española pretende lavarse la cara y facilitar el regreso del monarca emérito a su reino.
El borbón emérito ha presentado ante la Agencia Tributaria una declaración voluntaria, es decir, sin requerimiento previo por parte de Hacienda, por importe de 678.393,72 euros que incluiría intereses y recargos, según un comunicado hecho público por su abogado Javier Sánchez Junco, que añade «En cualquier caso S.M. el Rey D. Juan Carlos, continúa, como siempre lo ha estado, a disposición del Ministerio Fiscal para cualquier trámite o actuación que considere oportuno«.
La presentación de esta declaración por el borbón huido, cuatro meses después de su exilio dorado, está relacionada con el el uso de tarjetas bancarias de las que se habrían beneficiado tanto el emérito como algunos de sus familiares, a través de fondos opacos del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause.
«En cualquier caso S.M. el Rey D. Juan Carlos, continúa, como siempre lo ha estado, a disposición del Ministerio Fiscal para cualquier trámite o actuación que considere oportuno«, añade el breve comunicado.
Este asunto está siendo investigado por la Fiscalía del Tribunal Supremo en unas diligencias en las que también colabora el fiscal jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón.
Hay que recordar que a esta investigación sobre gastos realizados con efectivo y que no había sido declarado a Hacienda se unen otras dos anteriores: una por una cuenta en Suiza por 65 millones de euros procedentes del AVE a la Meca, y otra por la que el borbón tendría casi 10 millones de euros en una cuenta activa en la el paraíso fiscal de la isla de Jersey. Ambos casos serán más que probablemente archivados dada la inviolabilidad, es decir, la completa impunidad de que goza la monarquía restaurada por Franco gracias a la sacrosanta y modélica constitución de 1978.
Parece claro que con su iniciativa la monarquía española pretende lavarse la cara y facilitar el regreso del monarca emérito a su reino, corriendo un tupido velo con un nuevo: ‘lo siento mucho, no lo volveré a hacer’.