Desde películas como El exorcista hasta El exorcismo de Emily Rose, uno sabe casi de memoria qué es lo que va a encontrarse en una historia sobre posesiones infernales. Con ligeras variantes, más o menos están cortadas todas con el mismo patrón. Imagina ahora que Hunter S. Thompson se hubiera propuesto escribir un libro a partir de una investigación al estilo de El proyecto de la Bruja de Blair y que se hubiera embarcado en esa aventura de fantasmas a lo gonzo puestísimo de drogas. Eso es, en cierto modo, Los últimos días de Jack Sparks, de Jason Arnopp, una asombrosa e inesperada combinación de terror y de humor, con giros para nada previsibles dentro del género.
La trama tiene un punto de partida clásico en la literatura: el del manuscrito encontrado y publicado, pero en una versión 2.0. La premisa inicial inicial es que el célebre periodista Jack Sparks murió mientras trabajaba en su último libro, una investigación sobre la autenticidad de los fenómenos paranormales, y que lo que estamos leyendo son los textos que escribió poco antes de su extraño fallecimiento. Decir esto no es desvelar demasiado. El título deja claro en un giro a lo García Márquez que el protagonista muere, y lo demás se explica en un prefacio que no es del propio Jack Sparks sino de su hermano, Alistair, que hace las veces de editor y comentarista.
Jason Arnopp logra construir un personaje, el de Jack Sparks, bastante complejo y cuyos claroscuros son uno de los grandes triunfos del libro. Ególatra, narcisista y cínico e incluso podría decirse directamente cruel, Jack Sparks es al mismo tiempo carismático y, a ratos, hasta entrañable. A medida que la narración va avanzando y se va profundizando en su personalidad, descubrimos algo que es real como la vida misma: le vamos despojando de las diversas capas con las que se cubre, como si fuera una cebolla, y poco a poco vamos descubriendo cuál es su verdadero núcleo. Ya solo por esto, Los últimos días de Jack Sparks es una novela para tener en cuenta. Pero la manera en la que Jason Arnopp va transmitiendo ese proceso a los lectores hace que este sea un libro todavía más interesante.
De entrada, el narrador de la historia es el propio Jack Sparks, que la cuenta en primera persona, aunque todo ello pasa por el filtro de su hermano, que no cree en la veracidad de lo que Jack cuenta y que además tiene oscuras motivaciones para publicarlo todo. Ya en el prefacio nos queda claro, cuando Alistair explica una anécdota ocurrida en la infancia de ambos hermanos y aclara que es muy distinto a cómo después va a contarlo Jack. Si a todo esto le añadimos la aparente tendencia de Jack a mentir y que a medida que avanza la historia se van dando algunos detalles un tanto contradictorios aunque muy sutiles, tendremos que el punto de vista que ofrece el narrador no es precisamente muy fiable. A veces esas contradicciones las tendremos en forma de documentos adicionales, testimonios de otros personajes que contradicen o amplían la versión del protagonista, y a medida que se avance, el propio Jack irá incurriendo, cada vez más a menudo, en sus propias contradicciones. Al mismo tiempo, se van dando pistas de la versión real casi desde el primer momento. Todo esto hace que la narración sea de todo menos pasiva, porque el lector tendrá que estar constantemente en guardia, casi a la defensiva, desconfiando de todo lo que se le dice, o al menos poniéndolo en cuarentena, y montando las piezas de todo el rompecabezas. Este procedimiento, tal difícil de llevar a cabo con buen término, es uno de los elementos que hacen que Los últimos días de Jack Sparks sean una lectura tan interesante.
El replanteamiento que hace Jason Arnopp de una historia de exorcismos también tiene su encanto. No solo porque lo modernice todo, con un importante componente de cultura pop, con elementos como la aparición de los típicos vídeos de fantasmas de Youtube o con alguien que lo retransmite todo, prácticamente en vivo, a través de las redes sociales, sino porque cuenta con una premisa cautivadora: ¿qué pasaría si alguien se atreve a robarle todo el protagonismo a un demonio en medio de un exorcismo? ¿Cuáles serían las consecuencias? Con esta idea Arnopp consigue crear algunas escenas que logran poner la piel de gallina, algo muy de agradecer en el género.
Aunque también cuenta con momentos de terror al uso, con esa típica sombra oscura que nos observa desde el sombrío rincón de la habitación, el terror de Los últimos días de Jack Sparks no es precisamente el clásico. Tal vez sea porque aplica algunos de los elementos de la ciencia ficción, lo que da como resultado un híbrido con giros realmente inesperados. Lo único que se puede decir es que al final todo encaja a la perfección y que no hay ningún detalle que sea gratuito. Todo lo que parezca en un primer momento un añadido que no tiene sentido, al final lo acaba adquiriendo y eso hace que la construcción de la trama sea redonda.
Los últimos días de Jack Sparks sin duda deparará más de una sorpresa y, tal vez, algún que otro susto. Una lectura muy recomendable para matar el gusanillo por las historias de posesiones y fantasmas, con una visión muy distinta a la que se suele utilizar cuando se aborda el tema.
Por Alejandro Gamero