FACUA-Consumidores en Acción viene denunciando a numerosas organizadoras de conciertos y festivales ante diferentes irregularidades por las que reclama a las administraciones competentes que apliquen sanciones proporcionales a su gravedad que tengan carácter disuasorio. Y es que las malas prácticas de ciertas empresas les suponen beneficios muy superiores a las multas que, en contados casos, acaban aplicándoseles.
La asociación ha identificado ya diez tipos de problemas e irregularidades que están dándose en la organización de estos eventos, ante las que los usuarios tienen derecho a reclamar devoluciones de dinero y, según los casos, también indemnizaciones económicas.
1. No permitir la entrada con comida ni bebida. Es la irregularidad más frecuente, con la que las empresas que organizan estos eventos pretenden arrogarse la misma potestad que tienen bares y restaurantes. Sin embargo, al no ser la hostelería la actividad principal, sino una de carácter accesorio, esta forma de ejercer el derecho de admisión resulta contraria a la legislación en materia de espectáculos públicos. Los afectados pueden reclamar que se les compense el gasto que tengan que realizar en los recintos tras no dejarles entrar con los productos que traían consigo.
Por esta ilegalidad ha trascendido ya la apertura de dos expedientes sancionadores como consecuencia de denuncias de FACUA. Lo ha hecho el Ayuntamiento de Sevilla contra los organizadores del Festival Interestelar, celebrado el 25 de julio, y el concierto de Red Hot Chili Peppers, que tuvo lugar el 4 de junio. En ambos casos, las sanciones anunciadas son de 12.000 euros, muy por debajo del tope de 30.000 previsto en la ley andaluza de espectáculos públicos para las infracciones muy graves, como las ha calificado el consistorio hispalense.
FACUA ha denunciado ya por no dejar acceder con comida ni bebida a los organizadores de más de una veintena de festivales este verano:
– Reggaeton Beach Festival, que se celebra durante el verano en Madrid, Avilés, Marbella, Benidorm, Mallorca, Santander, Marina d’Or, Barcelona y Nigrán (Galicia). El de Tenerife fue cancelado.
– Marenostrum de Fuengirola, en Málaga (del 30 de agosto al 16 de septiembre).
– Canela Party de Torremolinos, en Málaga (del 24 al 27 de agosto).
– Puro Latino Fest de El Puerto de Santa María, en Cádiz (4 a 6 de agosto), Sevilla (del 30 de junio al 2 de julio), Torremolinos, en Málaga (15 y 16 de julio) y Badajoz (23 de junio).
– Low Festival de Benidorm, en Alicante (30 y 31 de julio).
– Festival Interestelar de Sevilla (25 de julio).
– Pirata Beach Fest de Gandía, en Valencia (14 a 17 de julio).
– Madrid Puro Reggaeton Festival (que iba a ser del 15 al 16 de julio pero se canceló)
– Weekend Beach Festival de Torre del Mar, en Málaga (6 a 9 de julio).
– Starlite de Marbella, en Málaga (del 10 de junio al 3 de septiembre).
2. Cambios de ubicación sin derecho a reembolso. Tras vender un determinado número de entradas para la celebración del evento en un recinto, hay organizadores que deciden trasladarlo a otro. En ocasiones el motivo es que no han obtenido los debidos permisos y vuelven a intentarlo en la nueva ubicación. En otros casos el cambio se debe a que están teniendo tanto éxito en las ventas que se lo llevan a un lugar con mayor aforo. Pero también puede ser que vayan peor de lo previsto y el cambio sea a un recinto más pequeño.
En todos los casos, el usuario tiene derecho a recuperar el dinero de la entrada si no le gusta o le causa problemas desplazarse al nuevo lugar. Ha ocurrido, por ejemplo, en el finalmente cancelado Madrid Puro Reggaeton Festival, anunciado inicialmente en la Caja Mágica y después en el Wanda Metropolitano, que tiene casi seis veces más aforo.
3. Artistas que suspenden actuaciones sin que se compense a los afectados. Si uno de los artistas de un festival cancela su participación, sus fans tienen derecho a reclamar la devolución del importe de las entradas con el argumento de que ya no les interesa asistir, además de una indemnización por los perjuicios económicos derivados de no poder recuperar el importe de billetes de transporte o alojamiento en hoteles que ya no vayan a usar. También pueden plantear a la empresa el reembolso de una parte del precio.
Una de las caídas más sonadas este verano ha sido la del grupo Rage Against The Machine, que era el principal reclamo de Mad Cool Sunset de Madrid (10 de septiembre) y el Andalucía Big Festival by Mad Cool de Málaga (del 8 al 10 de septiembre). La banda estadounidense ha cancelado su gira europea por “consejo médico”, ante la necesidad de reposo y rehabilitación de su cantante, Zack de la Rocha.
4. Cancelaciones por una mala gestión. Que la administración competente no otorgue los permisos porque la empresa no ha acreditado las medidas de seguridad necesarias es uno de los motivos por los que se cancelan festivales y conciertos, al que se le suman accidentes o enfermedades de los artistas que les impiden participar. Ocurra por las irregulariades del organizador o por problemas de los artistas, los usuarios tienen derecho a recuperar el importe de las entradas. Y ello tanto si la cancelación es definitiva como si el organizador anuncia nuevas fechas para su celebración, ya que el cambio de fecha es una modificación sustancial en las condiciones del contrato que da derecho a su resolución. En este caso, los afectados también pueden reclamar los daños y perjuicios derivados de la cancelación, Y si ésta se les anuncia con solo unas horas de antelación, de manera que ya estuviesen en la ciudad donde iba a tener lugar el evento porque habían viajado a ella con la finalidad principal de acudir a él, además del pago del transporte y el alojamiento también pueden exigir el de la comida durante su estancia.
Entre las suspensiones de festivales que se han producido este verano están las del Madrid Puro Reggaeton Festival (que iba a ser del 15 al 16 de julio), el Diversity València Festival (que iba a celebrarse del 21 al 23 de julio) y el del Reggaeton Beach Festival de Tenerife. En cuanto a conciertos individuales, algunos ejemplos son los de Il Divo en Linares (que iba a celebrarse el 16 de julio y se aplazó al 6 de octubre), el de Malú en el marco del SOM Festival de Castellón (previsto para el viernes 12 de agosto), el de Bryan Adams en Valencia (19 de julio), los de Mägo de Oz en Ibiza (5 de agosto), Mallorca (11 de agosto) y San Fernando, en Cádiz (previsto para el 6 de agosto y aplazado al 28 del mismo mes).
5. Limitar el plazo para devolver el dinero. Distintas leyes autónomicas en materia de espectáculos públicos plantean plazos para devolver el importe de las entradas cuando los eventos se cancelan, pero no el plazo máximo que tienen los usuarios para reclamar. Hay empresas que establecen plazos muy reducidos para solicitar el importe de las entradas, como ha ocurrido por ejemplo con el Madrid Puro Reggaeton Festival y el Dream Summer Fest de Talavera la Real (que iba a celebrarse del 7 al 9 de julio). Plazos que además se limitan a anunciar en sus páginas web y perfiles en redes sociales. Sin una normativa específica que establezca esos plazos, se aplica el que plantea el Código Civil para los incumplimientos contractuales y los daños derivados de ellos: 5 años.
6. No permitir pagos en efectivo. La ley no obliga a las empresas a aceptar pagos con tarjetas de débito o crédito, pero tampoco les permite que se nieguen a cobrar en efectivo. “La negativa a aceptar el pago en efectivo como medio de pago dentro de los límites establecidos por la normativa tributaria y de prevención y lucha contra el fraude fiscal” es una práctica abusiva, y por tanto sancionable, según establece el artículo 47.1.ñ) de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. Así que el truco de imponer que las compras en los recintos de los festivales se realicen exclusivamente mediante a través de una pulserita cashless que previamente hay que adquirir y cargar con dinero es una práctica ilegal.
7. Cobrar por recuperar el dinero de las pulseras cashless. Si ilegal es imponer el pago con pulseras cashless, también lo es cobrar una cantidad por reembolsar el dinero que sobre de las mismas. El Weekend Beach Festival y el Mad Cool Festival de Madrid (celebrado del 6 al 10 de julio) tienen sendas denuncias de FACUA por ese motivo; el primero por cobrar 2 euros y establecer un plazo de 5 días tras la celebración del festival para solicitar las devoluciones y el segundo por fijar el importe en 1,50 euros y 10 días el plazo.
8. Saturación en las colas. La inexistencia de una operativa en condiciones para garantizar que no se provoquen tapones en el acceso de los usuarios al recinto puede derivar en que muchos se pierdan parte del comienzo del evento. Algo por lo que podría reclamarse la devolución de una parte del importe de la entrada. Ocurrió por ejemplo en el concierto de Marc Anthony en Madrid (21 de junio), donde hubo quienes entraron con hasta una hora de retraso pese a haber llegado con una antelación más que suficiente al recinto.
9. Finalización a mitad del evento. Si el evento finaliza antes de lo previsto, los espectadores pueden exigir el reembolso de una parte del importe de las entradas. De extraordinaria gravedad ha sido el caso del Medusa Festival, que se iba a celebrar en la localidad valenciana de Cullera entre los días 10 y 15 agosto. Un joven de 22 años ha muerto y 40 personas más han resultado heridas de diversa consideración al derrumbarse en la madrugada del pasado sábado parte del escenario a consecuencia de una fuerte ráfaga de viento. Aquí se suman, obviamente, las indemnizaciones económicas que reclamarán los familiares del fallecido y los heridos. Y la investigación judicial que determinará si la organizadora cometió o no alguna irregularidad en la instalación.
10. Exceso de aforo. Y aunque el concierto o festival se celebre, si la empresa ha puesto en riesgo la seguridad de los usuarios vendiendo un número de entradas superior al aforo máximo permitido, las consecuencias no solo pueden ser las debidas sanciones por parte de la administración, sino la reclamación del reembolso de una parte o la totalidad del importe, en función de la gravedad de los hechos. Cantidades a las que se podrían sumar también otras en concepto de indemnizaciones por daños morales si se sufren situaciones como las ocurridas en el concierto de Morad en Torre del Mar (26 de julio). Se suspendió tras las llamadas de numerosos usuarios al 112 por las aglomeraciones que estaban sufriendo ante el exceso de aforo, además de los actos vandálicos que se vivieron en el recinto, todo lo cuál derivó en ataques de ansiedad por los que al menos seis personas tuvieron que ser atendidas por los servicios sanitarios.