Tras el enorme desembolso que los gobiernos hicieron a fondo perdido a los laboratorios para que obtuvieran la vacuna (con el consiguiente beneficio en Bolsa para sus accionistas), y el acuerdo para exonerar de responsabilidad alguna a la industria farmacéutica de posibles contraindicaciones, siguen llegando noticias sobre el gran tinglado. En esta ocasión que los eurodiputadas y eurodiputados podrán ver esta semana el contrato de la farmacéutica CureVac con la Comisión Europea para suministrar su vacuna para la COVID-19. Suena bien, ¿verdad? Lástima que la realidad sea algo distinta, aquí os cuento los detalles:
Se llevan meses pidiendo transparencia a la Comisión Europea respecto a esos contratos, pero lo único que hemos podido saber ha sido gracias a filtraciones involuntarias como en el caso de una ministra belga que permita saber el precio de cada dosis
¿Qué se podrá ver exactamente? Pues una versión «redactada» del contrato (esto es, una versión con partes eliminadas), durante sólo tres días y sólo en franjas horarias concretas. Además, la sala habilitada está en un edificio de la Comisión Europa, no en la Eurocámara, y todo ello bajo unas condiciones estrictas ”estilo TTIP”: nada de teléfonos móviles o cámaras, sólo podemos llevar folios y un lápiz y nos obligan a firmar previamente un contrato de confidencialidad que nos prohíbe difundir nada de lo que leamos en el contrato.
En resumen, otro ejercicio de transparencia y fiscalización marca de la casa: lo justo para cumplir el expediente, y por ello absolutamente insuficiente. Es inadmisible que se nos impida a representantes públicos elegidos por las urnas ejercer nuestra tarea de control y fiscalización.