“Nuestro mundo debe hoy lamentar una cifra atroz: la pérdida de un millón de vidas como consecuencia de la pandemia de COVID-19”, dijo el Secretario General de las Naciones Unidas refiriéndose al hito alcanzado el lunes, a nueve meses de la aparición del coronavirus.
A esa cantidad se suman más de 32 millones de casos de personas infectadas en prácticamente todo el mundo.
“La cifra es escalofriante. Y no debemos perder nunca de vista cada una de las vidas individuales que encierra”, señaló António Guterres en un emotivo mensaje de video.
El líder de la ONU destacó el dolor de las familias que han perdido a algún ser querido a causa del COVID-19 -una enfermedad a la que calificó como “despiadada”-, sin siquiera poder decirle adiós.
“El riesgo de infección ha mantenido a las familias lejos del lecho de estos enfermos y, con frecuencia, no ha sido posible el duelo ni celebrar la vida de esas personas”, apuntó.
En su mensaje, Guterres advirtió que aún no se vislumbra el final de la propagación del virus, ni tampoco de las consecuencias devastadoras que tiene en la economía y las sociedades, así como en la vida cotidiana de todas las personas.
Un desafío que se puede superar
No obstante, afirmó que el mundo puede superar el desafío si aprende de los errores.
Subrayó que hace falta un liderazgo responsable que se base en los conocimientos científicos y, sobre todo, en la cooperación.
“No olvidemos nunca que nuestro futuro depende de la solidaridad: como personas unidas y como naciones unidas”, recalcó.
El Secretario General insistió que cuando exista, la vacuna contra el COVID-19 debe ser un bien público asequible para todos.
Mientras tanto -añadió- la tarea de la población es hacer todo lo posible por salvar vidas siguiendo las instrucciones básicas de mantener la distancia física, utilizar la mascarilla y lavarse las manos.
Nunca es demasiado tarde
El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) coincidió con Guterres al asegurar que no es demasiado tarde para revertir el curso de la pandemia.
En un artículo de opinión publicado en la prensa inglesa, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus consideró que en medio del sufrimiento que vive el mundo existen chispas de esperanza para el futuro.
Entre esas señales alentadoras, citó el desarrollo de pruebas de diagnóstico, la identificación de tratamientos con corticoides para reducir la mortalidad en los casos graves de COVID-19, y los proyectos de vacuna que se encuentran en la fase final de pruebas.
Agregó que muchos países han respondido con acciones que involucran a todo el gobierno y la sociedad y que, con la infraestructura adecuada, han podido contener oportunamente los brotes, antes de que la transmisión saliera de su control.
Tedros mencionó a Tailandia, Italia y China como algunos ejemplos de respuestas que han funcionado.
América
Con respecto al continente americano, señaló que si bien es la región más afectada, Uruguay ha reportado el menor número de casos y muertes en términos absolutos y relativos.
“Y esto no es accidental. Uruguay cuenta con uno de los sistemas sanitarios más sólidos y resilientes de América Latina, logrado con una inversión sostenible basada en el consenso político que prioriza la salud pública”, apuntó.
Añadió que la lección clave es la misma para todos: no importa el punto de la pandemia en que se encuentre un país, “nunca es demasiado tarde para cambiar el rumbo”.
En este sentido, reiteró algunas las medidas esenciales que todos los países, comunidades e individuos deben tomar: evitar las aglomeraciones y espacios cerrados; proteger a los grupos vulnerables; mantener la distancia física; lavarse las manos regularmente; usar mascarilla; e identificar, aislar, hacer pruebas y rastrear los casos.