El chico de los recados de la Junta de Andalucía, el alicaído Juan Marín, otrora conocido como “El torrijas”, ha presentado el Plan General de Turismo Sostenible de Andalucía que contempla una supuesta inversión de 717 millones de euros hasta 2027 y fija objetivos como aumentar el gasto medio que realizan los turistas durante su estancia, rebajar la estacionalidad y aumentar el empleo. Un Plan que dice sentar las bases para consolidar y revitalizar al turismo en la región como una industria de primer nivel, combinando la ambición de ser «más rentable» con la sostenibilidad.
META 2027 es el nombre elegido para dicho plan, como mensaje subliminal de hasta cuando pretende seguir viviendo de la sopa boba, aquella en la que prometía no estar más de 8 años y ya lleva más de 14 años. Dice Marín que el progreso consiste en renovarse, renovación que lógicamente no pasa por él mismo, puesto que se ha fijado como meta mínima de seguir en política al menos hasta el 2027. Al parecer, volver a vender relojes no entra en sus cálculos ni inminente ni futuro, salvo que los andaluces hartos de mentiras y engaños, lo envíen definitivamente al paro, algo muy probable.
Se congratula de que el peso del Turismo en la economía andaluza sea del 14% del PIB regional, y gravemente olvida o desconoce o ambas cosas a la vez, que precisamente este hecho es el que origina el secular retraso industrial y económico de Andalucía respecto a otras comunidades y que las consecuencias de la pandemia, por ejemplo, se padezcan con más incidencia que en cualquier otra. El Torrijas, pretende en su mono tema, seguir ahondando en la dependencia de la economía andaluza con respecto al turismo.
Manifiesta, como quien ha descubierto la piedra filosofal que el crecimiento del turismo pasa, en primer orden, por lograr que el viajero que llegue a Andalucía gaste más de lo que hace ahora y, para ello, hay que hay aplicar mejoras a la oferta turística basadas en la innovación y en la aplicación de la tecnología, además de seguir mejorando la calidad de la oferta turística. No concreta el tipo de mejoras, aunque esta vez, a diferencia de tantas otras, no ha prometido la creación de una web o portal de internet como herramienta para lograr los fines prometidos.
Mantiene, cual descubridor de la pólvora, que aumentando el gasto medio tendría como consecuencia mayor demanda de empleo en el sector y que un aumento del 18% del gasto medio del turista aumentaría un 14% el empleo, sin ofrecer un solo dato que avale tal afirmación, así es Marín. En cualquier caso, su maravilloso Plan Meta 27 no recoge ninguna medida para acabar con la precariedad laboral en el sector, que según los sindicatos son alarmantes. Marín pretende invertir o más bien regalarle más de 700 millones de los fondos públicos en el sector turístico para terminar con la estacionalidad sin exigir a la patronal del sector como contraprestación una mejora en las condiciones laborales de los empleados. Hay quien ver en ello un pretendido intento de que, llegado el caso que llegará a su pesar, posibilite a apertura de alguna puerta giratoria.
Si todo lo anterior no fuera suficiente para no creerse nada de lo que promete el chico de los recados, manifiesta que, gracias a la reciente aprobación del decreto de modernización de la planta hotelera de Andalucía, hará aumentar la edificabilidad en un 20%. Todos sabemos que esa edificabilidad será a costa de deteriorar más aun el medioambiente, sobre todo, en la costa andaluza si se llega a probar de forma definitiva la nueva ley del suelo que la extrema derecha de la que es muy amiguito sumiso Marín, lo permite.
En definitiva, mucho humo a la desesperada de un Marín, que hace esfuerzos para hacerse oír y notar en tiempo que pintan bastos para él, ya que no le crean ni sus propios militantes. Marín pretende que META 2027 sea una meta volante, pero lo cierto es que tiene toda la pinta de ser una meta final para él.
Puño en Alto