Después de algo menos de una semana, porque nosotros aprovechamos hasta el final y acudimos a la última cata el lunes, aún nos duran las buenas sensaciones y la resaca de experiencias positivas vividas en INnoble. La experiencia ha sido estupenda, acompañada de buena música, arte y sobre todo un ambiente especial.
En esta edición tan especial, porque significa un poco la vuelta de los eventos significativos en torno al vino, además de más de 50 bodegas de España y Portugal, se han dado cita personalidades relacionadas con este mundo de todas las partes de nuestro país y parte del extranjero.
El Innoble wine festival nace como una alternativa un poco gamberra a Vinoble, el festival de los vinos del marco de Jerez, ambos se celebran tradicionalmente en años alternos, y constituye un soplo de aire fresco, donde se muestran además de la cara más top de nuestros vinos tradicionales, pues las diferentes cosas que se hacen en el marco y no están amparadas por el consejo regulador de la denominación de origen. Es algo diferente donde todo tiene cabida. Y lo que se pretende es eso, mostrar absolutamente todo lo que se hace, además de en nuestra zona, en toda España y con algún invitado de fuera de nuestro país también. Lo que se pretende es conocer y vivir el vino, rodeado de un ambiente que facilita el disfrute en todos los sentidos.
Si os parece vamos a contaros un poquito algunas de las cosas que pudimos encontrar, describir todo sería imposible, porque dado el elevado número de bodegas y elaboradores que participaron mostrándonos su trabajo a través de sus vinos en los stands, pues había que seleccionar porque el tiempo no te daba para catar todo. Calculad que cada una de estas 50 bodegas nos mostró entre 4 y 10 vinos . Pero bueno, intentamos ver lo que menos conocíamos y aprovechar para descubrir tesoros que no se embotellan o lo hacen en ediciones muy limitadas y es en eventos especiales donde tenemos la oportunidad única de llegar a ellos.
¿Que pudimos encontrar allí?
Sobre todo emociones , sensaciones y buen rollo que tuvimos todo el día con personas de todas partes, procedentes de puntos y culturas muy diferentes, pero con un nexo y un interés común , que une mucho (sobre todo a medida que va subiendo el numero de muestras catadas) , el vino.
Comencemos por las bodegas cordobesas, que en esta edición han estado muy presentes: Pérez Barquero, Toro Albalá , Lagar de la Salud y Alvear. Estas bodegas nos mostraron , sobre todo la esencia y la versatilidad de la Pedro Ximénez, uva mayoritaria en esta provincia andaluza que es la base de sus vinos tradicionales. Pudimos degustar desde sus vinos jóvenes de tinaja a los mas viejos y mas preciados palocortados, amontillados, olorosos y Pedro Ximénez.
Fue inevitable hacer la comparativa con nuestros vinos tradicionales, que también estuvieron muy bien representados . Sabéis que los vinos tradicionales cordobeses y los nuestros coinciden en muchos puntos. Tipo de crianza, sistema de envejecimiento de criaderas y soleras y tienen también elementos diferenciadores como la uva, el que las horas de insolación hacen que los vinos cordobeses no necesiten de la adición de alcohol vínico, es decir no se encabezan…
Nuestras bodegas tradicionales tambien estuvieron representadas por un numero concurrido de estas: Argüeso, Yuste, Barbadillo, la Gitana, Bodegas del Río, Callejuela, bodegas Tradición, González Byass , Faustino González, William Humbert,Nieport, Primitivo Collantes, Osborne.
Todas ellas nos mostraron las joyas que se esconden entre los muros de sus sacristías, vinos muy viejos, sacas estacionales, ediciones especiales. Pudimos degustar junto a Gabriel Raya y Miguel Villa el Raya Cortada, una rareza enológica que se ha dado gracias al microclima especial en humedad, temperatura y exposición a los vientos de poniente de ciertas bodegas de este grupo. Hasta ahora se pensaba que el velo de flor no podía sobrevivir en vinos con un grado alcohólico superior a los 18 grados, de hecho siempre se ha alcoholizado para matar la flor y dar paso o protagonismo a la crianza oxidativa. Y aquí lo que ha ocurrido es que de manera espontánea, en botas de oloroso ha crecido el velo invirtiendo la crianza a biológica desde una oxidativa, al revés de lo que es común, las propias levaduras han reducido el grado alcohólico de 18 a 16,5 grados y bueno lo han ido afinando en todos los sentidos, las características organolépticas de este vino son muy especiales, porque es un oloroso que vuelve a tener la levadura muy presente. Este fenómeno ha ocurrido de siempre en las bodegas, pero ellos se han encargado de aislarlo, estudiarlo y mimar las levaduras para que el proceso tenga continuidad y nosotros podamos disfrutar de vinos únicos.
Bueno,probamos tintillas centenarias, paloscortados sublimes y lo mejor de nuestros vinos tradicionales.
Pero además hemos podido conocer mas de cerca los vinos que son reflejo del campo, de la viticultura de nuestra zona, estaban la cooperativa Trebujenera Virgen de Palomares, cuya trayectoria y reconocimiento este año en forma de premios ha sido estupenda, viticultores, donde los hermanos Blanco nos han mostrado además de unos vinos brutales que hacen basándose en una agricultura ecológica y con el mayor conocimiento y respeto por el campo, vinos que se hacen en la casa viña para familiares, que son una pasada.
Han estado también esos elaboradores de nuestra zona que tienen como credo la albariza, el respeto por la tierra que cultivan, por el campo y por nuestras variedades autóctonas. Ellos representan una generación que ha optado por hacer cosas diferentes con el único y común objetivo de mostrar que cuando pones corazón y mimo en el origen, el vino que resulta sabe a lo que tiene que saber y huele a lo que tiene que oler. Porque el carácter de un vino está implícito en la tierra que ve crecer la uva que lo genera, en la climatología propia de la zona y en el ecosistema al que pertenece la viña. Y los vinos de estos nuevos elaboradores están llenos de esa luz y esa positividad reflejo de nuestros campos.
Entre ellos hemos disfrutado de los vinos de Luis Pérez, de Muchachada Lecapart, Forlong, Los hermanos Mahara, Raúl Pérez.
Sabeis que nosotros somos unos abanderados de nuestra tierra y de sus vinos pero tambirn hubo mucho y muy bueno de otras procedencias:
Tuvimos los espumosos catalanes de Gramona y los vinos diferentes de Oriol Artigas. Belondrade de Valladolid, Bhilar de Rioja, vinos del Hierro, Calandria de Navarra. Comando G, de Ávila. Dimobe, Equipo Navazos, Meridiano perdido, Ostatu, Peninsula…
Pero lo mejor fue el ambiente, las conversaciones en torno al vino, las catas de días anteriores y posteriores…
¡ Deseando que llegue la siguiente edición!
La Gata con Botas