La tendencia al alza del bloque de la derecha y la extrema derecha se consolida según el barómetro de abril del Centro de Investigaciones Sociológicas. El PP sube 3,4 puntos en intención de voto hasta situarse a 3 puntos del PSOE con un 27,2%. Vox bajaría 1,9 puntos respecto al barómetro de marzo, quedándose en un 14,4. La posibilidad de que el gobierno de coalición entre ambas formaciones en Castilla y León sea el anticipo de lo que pueda pasar en Moncloa en las próximas generales gana enteros.
El PP parece así beneficiarse del efecto “renovación” vendido por el conjunto del sistema mediático tras la elección de Alberto Núñez Feijoó como nuevo presidente. Resuelven la crisis desatada por el enfrentamiento entre Casado y Ayuso que terminó con el defenestramiento del primero y la contención de las aspiraciones nacionales de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Feijoó se ha estrenado con una táctica que podríamos denominar como envolvente. Por un lado fortaleciendo sus lazos con la extrema derecha con la integración de Vox en el gobierno de Mañueco y la asunción de sus propuestas en materia antifeminista, de políticas contra la memoria histórica y criminalización de la inmigración. Por el otro tendiendo la mano al PSOE para llegar a acuerdos de Estado en política exterior, rearme y los sacrificios bélicos a imponer a la clase trabajadora.
Las fuerzas que componen el gobierno de coalición mantienen el paulatino desgaste. El PSOE pierde 1,2 puntos quedándose en el 30,3% y conservando la primera posición, y Unidas Podemos en el 10,7%, 1,1 puntos menos que en marzo.
El curso social-liberal y guerrersista del gobierno Sánchez demuestra ser el mejor apoyo desde la “izquierda” reformista y el progresismo neoliberal al ascenso de una corriente reaccionaria que sigue avanzando en el conjunto del continente, como acabamos de ver en Francia.
En las últimas semanas el gobierno de PSOE y Unidas Podemos se ha puesto a la cabeza de la participación del Estado español en la escalada belicista y de rearme del imperialismo europeo, vendido al pueblo saharaui a cambio de políticas de extranjería en alianza con la dictadura marroquí e imponiendo moderación salarial frente a una inflación que roza el 10%, mientras se aprobaban nuevos paquetes de rescate por valor de 16 mil millones para las empresas.
Las políticas de derecha, más si las aplica un gobierno autoproclamado de “izquierdas”, siguen siendo la mejor receta para que el malestar social sea capitalizado por fenómenos reaccionarios que se están convirtiendo en una amenaza cada vez más real. Si además el gobierno blanquea a la derecha de Feijoó y la reconoce como el socio deseado, todavía más.
Unidas Podemos intenta marcar distancias discursivas con este curso. Con la mano izquierda, rechaza de palabra los posibles acuerdos con el PP, el guerrerismo y pide aumentos salariales y más recursos para políticas sociales. Con la mano derecha, que es con la que son parte del gobierno, hace suyo el rescate de los 16 mil millones que el PP pretende apoyar, acata el envío de armas, los planes de rearme y la política exterior de Sánchez y vendió como “los más sociales de la historia” los Presupuestos que incluían una subida de los salarios públicos del 2% o el aumento del Salario Mínimo un 2,5%.
La impostura de Unidas Podemos y sus ministros y ministras cae por su propio peso. Iglesias vende en su podcast de La Base que el rumbo del PSOE abre las puertas a un futuro gobierno de la derecha y la extrema derecha, y escurre el bulto de que su partido siendo parte del ejecutivo de coalición cubre por izquierda el despliegue de la alfombra roja para que Abascal sea el próximo vicepresidente.