El ex piloto español de motociclismo Héctor Faubel nos abre las puertas de su casa para enseñarnos algunos de sus recuerdos más preciados de su etapa en competición y para hablarnos de su amor incondicional por las motos. Le acompaña su hijo pequeño, Héctor también, que no se separa de su propia motito de juguete, una moto de rescate roja llamada Ricky Zoom. Faubel le ha inculcado al pequeño esa afición por las motos y por el gusto por la competición. Por eso le encanta precisamente que pueda ver una serie donde los protagonistas animados son motocicletas. Ricky Zoom son los nuevos dibujos de Clan TVE para los más pequeños donde, a través de un mundo imaginario habitado por motocicletas, se les enseñan valores como la importancia de la familia, la amistad, la empatía y la ayuda a los demás.
Faubel, subcampeón del mundo en 2007 y Campeón de España de 250cc en 2002, consiguió en 2006 el primer triplete español de la historia, ganando su primera victoria en grandes premios en Turquía (Estambul). Se subió a su primera moto con 7 años y nos cuenta cómo este gusto por las dos ruedas se transmite de generación en generación: “Mi familia me lo inculcó e iba en una moto de cross por el campo para aprender a mantener el equilibrio, a frenar, a acelerar… yo descubrí la pasión por las motos cuando era bien pequeñito, porque me lo pasaba bien con ellas, se lo pedía a mi padre: “papá vamos a dar una vuelta” y venía conmigo. También mi mamá porque me tuvieron muy jóvenes, siempre estaban conmigo y ellos fueron los que me enseñaron a ir en moto”, nos cuenta Faubel. “Igualmente los niños pequeños no deben ir en moto si no es en un circuito cerrado. Cuando eres pequeñito los peligros no los ves y los padres tienen que tener cuidado con estas cosas”, añade.
Mientras hablamos, Héctor hijo simula el sonido que hacen las motos, porque también lo ve en los dibujos de Ricky Zoom, mientras juega con la motito roja de su protagonista. A Faubel le encanta poder compartir esta afición, tan importante para él, con su hijo: “A mi hijo y a mi nos gustan las motos porque nos gusta disfrutar de la competición, pero también de los paseos cuando vamos con la moto por la zona en la que vivimos, despacito, y al final se crea un vínculo hijo-padre que es único. Alguien que es padre reconoce eso, tener un hijo es una cosa única en la vida. Nunca más vas a poder sentir lo mismo por algo”.
Y vemos a su hijo entusiasmado con su padre y con todo lo que hace sobre la moto: “gana carreras, va muy rápido”, dice sonriente. El ex campeón nos cuenta cómo su hijo disfruta de estos dibujos y se muestra satisfecho con la enseñanza que transmiten: “A mi Ricky Zoom me gusta porque creo que transmite unos valores muy similares a los que da la comunidad de la moto. Nuestra comunidad no sólo es para la competición, sino también para paseos, quedadas para almuerzos o comidas, son un grupo que van juntos, se divierten juntos, cuando tienen un problema lo intentan solucionar juntos y al final es como una familia integrada en la amistad. Me gusta que mi hijo los vea porque así también ve la realidad de la vida. Cuando tú tienes un problema se puede solucionar mejor en comunidad, con amigos, en el seno familiar… por eso creo que estos son los valores que habría que inculcar a todos los niños”.
Pero nunca debemos olvidarnos de una de las cosas más importantes cuando vamos sobre dos ruedas: la seguridad. “Lo principal para ir en moto es la seguridad, ponerse el casco es súper importante e ir con precaución. Fijarte bien en quién está a tu alrededor, porque no vas solo, y cuando ya tienes todo esto controlado puedes disfrutar de tu paseo en moto. Yo recomiendo a todos los jóvenes que cogen la moto que vayan con mucha precaución y con mucho cuidado porque no están solos en la carretera. Hay que ir con mucho ojo, estar muy atento y disfrutar. Mi hijo cuando viene conmigo a las carreras alucina al ver a la velocidad a la que pasan las motos, y también cuando estamos en el Paddock, que es donde está toda la gente, me pregunta: “¿papá éste es tu amigo?” porque dentro del motor se hacen muchas amistades, también de otros países. Tengo amigos tailandeses, japoneses, y mi hijo alucina un poco pensando: “¿todos estos son amigos de mi papá?” y al final es justamente el mundo del motor el que ha hecho que tenga estas amistades”, nos cuenta Héctor Faubel.
Es precisamente ese compañerismo uno de los principales valores de la comunidad motera: “Aunque no lo parezca, porque es un deporte individual, se necesita detrás de ti a un equipo: un montón de mecánicos, un camionero que te transporte la moto, gente que te la limpie, que te la prepare… y esto crea un vínculo muy fuerte, un vínculo casi familiar dentro de un equipo profesional”, nos cuenta el piloto. Porque lo mejor del éxito es poder compartirlo con las personas que más queremos: “Lo mejor que me ha pasado en una moto es conseguir mi sueño. Cuando eres pequeño ves muy lejos el ir al campeonato del mundo o lograr una victoria en grandes premios. Llegar a ser subcampeón del mundo, ser campeón de España, a disputar tantos grandes premios… Pero lo más emotivo es ganar aquí en Valencia dos grandes premios, porque es mi ciudad, de donde es mi familia, mis amigos y estar con ellos aquí disfrutando de una carrera del campeonato del mundo y ganarla es una pasada. No hay mejor cosa para un piloto profesional”, nos confiesa Héctor.
Para terminar, nos da acceso a su rincón secreto, una habitación donde guarda sus mejores recuerdos, sus grandes tesoros de todos estos años compitiendo. Las cuatro paredes están plagadas de cascos, monos de todos los años que ha corrido en el campeonato del mundo, un total de 13, una foto con el Rey de España y una réplica en pequeño de su moto. “Aquí tengo las cosas más importantes. Tengo un cuadro de cuando fue el gran Premio de la Comunidad Valenciana de 2008 que me eligieron a mí como representante del gran premio. También guardo cascos muy especiales. Éste por ejemplo que lleva el corazón y la K de mi mujer. Mi mujer se llama Cristina, pero el nombre artístico es Krisha y también lo llevé en mi cabeza”.
Héctor Junior mira con ojos de admiración a su padre, y como Ricky Zoom a su familia, a los que considera héroes, para el pequeño Héctor su papá no es un héroe, “es un campeón”.