La Unión Europea adopta una nueva postura ante los cambios de la guerra en Ucrania. Ahora que el conflicto pasa a una nueva fase centrada en el este del país ante el fracaso ruso para tomar la capital, los líderes del imperialismo europeos apuestan por reforzar el envío de armas.
Asegurando que la guerra “se ganará en el campo de batalla”, las palabras de Borrell parecen confirmar un giro táctico de la Unión Europea que, ante las dificultades para sancionar el petróleo y gas ruso, apuestan por incrementar el envío de material bélico. Ya son más de 1.500 millones de euros los que se han dedicado desde el pasado 24 de febrero para este propósito desde la UE. A ello hay que sumarle la acción individual de cada país, como por ejemplo Polonia que ha anunciado el envío de tanques de combate para apoyar al gobierno de Zelenski.
Un clima bélico al que se ha sumado “con armas y bagajes” incluso el campo más “progresista”, como es el caso de los Verdes en Alemania que presionan a Olaf Scholz, canciller alemán y líder del gobierno de coalición, para que envíe material bélico ofensivo. Una nueva confirmación de cómo la guerra en Ucrania viene profundizando las tendencias militaristas dentro de la UE, que con la excusa del conflicto se ha embarcado en una política abierta de rearme, mientras explotan el negocio de las armas
En el teatro de operaciones ucraniano, la guerra parece concentrarse en la zona del Donbáss, donde es previsible que se recrudezca el conflicto. Por un lado, por el fortalecimiento del ejército ucraniano que llevaría combatiendo en esa zona desde 2014 y por otro, por la reorganización del ejército ruso que habría solucionado una parte de sus problemas logísticos y habrían adoptado un nuevo plan de acción. El objetivo de Putin pasaría por asegurar el control completo del Donbáss y la conexión terrestre con Crimea.