Borrell (PSOE), como jefe de la diplomacia de la UE, dijo que la presencia europea se mantendrá en el Sahel (allí donde haya materias primas que defender, añadimos), y se desplegará en los países vecinos, tras abandonar Mali deprisa y corriendo. La UE dijo a sus fieles en repetidas ocasiones que objetivo de la misión de la UE en Mali era «ayudar al Ejército maliense a mejorar sus capacidades militares, para que pudieran recuperar la integridad territorial del país, amenazada por diversos grupos terroristas que controlan extensas regiones». Una coartada para lo que en realidad era su destino.
El 1 de abril de 2013 se desplegaron por primera vez fuerzas españolas en la operación EUTM-Mali. Actualmente, hay unos 500 militares, a punto de abandonar el país, siendo el máximo contribuyente de fuerzas (24%). El despliegue de las Fuerzas Armadas españolas en Malí se reforzó el año pasado con el envío de tres helicópteros de vigilancia para satisfacción de la empresas españolas que operan en el territorio.
Los últimos movimientos militares y de gobierno no son fieles a los intereses empresariales de la UE, y Borrell y los suyos ya han comenzado a decir de que el culpable es Rusia. Ignoran las movilizaciones sociales que ha habido en Bamako para que Francia y el resto de países de la UE se vayan por donde vinieron.